Pintura costumbrista que refleja a un hombre vestido con el traje típico "de corto" y una mujer con el traje de flamenca con un abanico en la mano. Se trata de una pareja de baile típica de Sevilla, que se presentan agarrados del brazo, mirándose y conversando. Los detalles de los trajes son bastante concretos, incluso en el tratamiento de las telas del traje de la mujer y en las puntillas del abanico. Ella se tapa cara con el abanico abierto y va ataviada con joyas que hacen juego con la totalidad de su vestimenta. Las piezas del traje del hombre están bien distinguidas por los diferentes colores contrastados y con todos los adornos posibles.
En el fondo de la pintura, García Ramos ha representado una calle típica sevillana, con una apertura en la que se ven dos barriles de madera. En las pareces, dos carteles que según sus inscripciones anunciarían fiestas taurinas y otros espectáculos típicos de la primavera en Sevilla. Se trata de un retrato en pareja de cómo se viven las fiestas de primavera en la capital andaluza.